sábado, 22 de octubre de 2011

La clase política zacatecana, en el túnel del tiempo


Por Ángel Amador Sánchez

En el ámbito de la clase política de Zacatecas parece que el tiempo se detuvo, o ¿será que sus integrantes están inmersos en un capítulo de El túnel del tiempo?, aquella serie televisiva estadunidense de la década de los 60 del siglo 20, con Tony y Douglas como protagonistas viajando a épocas pasadas. 
Y es que basta echar una mirada para comprobar en los partidos políticos el patético estancamiento en la renovación de sus cuadros, cuya deficiencia –sea por incapacidad o cerrazón para permitir el despegue de “nuevas figuras”- se expresa en los cargos de la función pública o en puestos de representación popular. Tampoco en los sindicatos y organizaciones sociales hay oxigenación, dicho sea de paso.
Ahí siguen los José Narro Céspedes, Esaú Hernández Herrera, Ramón Medina Padilla, Cuauhtémoc Espinoza Jaime, José Marco Antonio Olvera Acevedo, Joel Arce Pantoja, Judith Magdalena Guerrero López, Elías Barajas Romo, Ricardo Monreal Avila, Carlos Chacón Quintana, Pedro de León Mojarro, Ana María Romo Fonseca, Raymundo Cárdenas Hernández, Samuel Herrera Chávez, Otilio Rivera Delgadillo, Gustavo Salinas Iñíguez, Guillermo Ulloa Carreón, Edith Ortega González, Gilberto del Real, Juan José Quirino Salas, Leonel Cordero Lerma, Gilberto Zapata Frayre…
Cierto, hay de trayectorias a trayectorias, pero en este caso se quiere puntualizar la falta de “aire fresco” en la clase política, la que en los hechos no varió en puestos claves tras dos alternancias partidistas en el gobierno estatal de 1998 a 2010, en las que, por cierto, se ratificaron las afinidades y conveniencias de pertenecer al PRD y PRI, o viceversa, según la orientación de las turbias y, en más de una ocasión, pestilentes aguas de la polaca.
Lo anterior viene a cuento por el reciente destape del ex gobernador Arturo Romo Gutiérrez, colocado en la palestra de aspirantes al Senado de la República por el hoy Movimiento Ciudadano. El anuncio fue realizado con bombos y platillos por el ex priísta y desde hace algunos años propietario del otrora Convergencia en la entidad, Elías Barajas, quien en su momento despotricó contra el que ahora se enfila a ser su correligionario.
Y como estará eso de El túnel de tiempo que, cabe recordar, Romo Gutiérrez, José Olvera Acevedo y Salinas Iñiguez, junto con Eliseo Rangel Gaspar, peleaban en 1991 la candidatura del entonces hegemónico partido tricolor al gobierno de Zacatecas. El primero alcanzó la senaduría en ese año y al siguiente abanderó al PRI en la gubernatura. 
El suplente de Arturo Romo, ironías de la vida política, era Ricardo Monreal Avila, quien al entrar al relevo se catapultó a las grandes ligas, haciendo gala del refrán “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Pero esa es otra “historieta”.
A estas alturas es ocioso hablar del gobierno fallido de Arturo Romo durante el sexenio 1992-1998; sólo hay que recordar que el otrora llamado ideólogo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) tardó varios años en reaparecer en actos públicos, presencia que se incrementó con el apoyo de la mandataria perredista Amalia García Medina, quien encabezó otra gestión fallida de 2004 a 2010.
Cosas de El túnel del tiempo, pero Arturo Romo y Amalia García podrían reencontrarse en el Congreso de la Unión, en el debate de la ideas, diría el ex cetemista y ex priísta de facto. Ambos llegarían a sus curules por la vía plurinominal, ya que hacerlo por el voto directo de los ciudadanos, estaría complejo, por decir lo menos, dado el pobre historial que dejaron en sus respectivas administraciones. 
Ambos ya saben lo que es “representar” al pueblo en las cámaras baja y alta. Tal vez fueron buenos para el debate parlamentario, pero no hay duda que fueron muy malos para administrar la entidad. 
Romo pasó a la historia como el primer mandatario priísta que perdió ante un partido de oposición (con todos los bemoles que puedan marcarse al triunfo electoral de Ricardo Monreal bajo las siglas del PRD en 1998). Fue una caída estrepitosa del tricolor, cuando apenas en 1992 se había llevado el carro completo al ganar gubernatura, todas las diputaciones locales de mayoría y el total de las presidencias municipales. Su gestión no estuvo ajena a las acusaciones de corruptelas en el manejo del erario.
Amalia llegó con grandes expectativas debido a su trayectoria en la izquierda y en el Poder Legislativo. La caída también fue estrepitosa, envuelta en indicios de una administración corrupta. La perredista pasará a la historia como la primera que devolvió al PRI el gobierno estatal de Zacatecas (con todos los bemoles que puedan marcarse al triunfo electoral de Miguel Alonso Reyes bajo las siglas del Revolucionario Institucional).
Así como Tony y Douglas viajaban en el tiempo, ex gobernador y ex mandataria podrían hacer un retorno al pasado y charlar sobre los errores que cometieron, a fin de hacer un decálogo, cuando menos, de lo que no debe hacer gobernante alguno en Zacatecas. Y lo harían, ironía de la que no estamos exentos de responsabilidad los ciudadanos, desde la comodidad de sus curules, como si nada hubiera sucedido.
Y para completar el capítulo televisivo y sacudir la polilla, dicen que otro aspirante a regresar al Senado es el priísta José Bonilla Robles…

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