jueves, 23 de agosto de 2012

Brutal jornada de violencia en Zacatecas


Por Norma Esparza Castro /Guillermo Correa Pacheco

Zacatecas, Zac.- Sangrienta escalada de violencia en el estado de Zacatecas dejó como saldo preliminar alrededor de 43 personas muertas en las últimas cuatro semanas (del 15 de julio al 15 de agosto). En un intento por tratar de pacificar a la entidad, el Gobierno Federal confirmó la llegada de más elementos de la Marina y de la Policía Federal a la entidad. Depresión y estrés entre la población zacatecana son los síntomas que se incrementan como resultado del clima de violencia y del estrés postraumático que sufren las comunidades y poblaciones después de los choques armados.
Tras una breve pausa donde parecía que disminuían los hechos violentos, Zacatecas ha vivido durante los últimos días un nuevo ascenso de violencia que ha cimbrado diversos puntos del territorio estatal, desde Chalchihuites, Pinos, Zacatecas, Fresnillo, Guadalupe, Jalpa y Villanueva, por citar algunos.
De acuerdo a los registros de los diversos medios de comunicación, en el  periodo del 15 de julio al 15 de agosto, se pueden contabilizar la muerte de 43 personas en hechos relacionados presuntamente al crimen organizado. Incluso, el número puede ascender, pues varios de ellos aún no han sido confirmados por las autoridades, como lo es el supuesto desmantelamiento de un campo de entrenamiento en la región menonita ubicada entre Río Grande y Sain Alto con un saldo extraoficial de siete muertos y 16 detenidos. 
Ejecutados, decapitados, torturados y acribillados, fue la marca que dejó esta violenta jornada en Zacatecas.
El pasado martes 14 de agosto, autoridades estatales y del Gobierno Federal confirmaron la llegada de más elementos de la Marina Armada de México y de la Policía Federal a territorio estatal con el objetivo de hacer frente a la lucha sangrienta que libran los grupos delincuenciales en esta región del país, como son Michoacán, San Luís Potosí, Tamaulipas, Nuevo León y Zacatecas. 
Y las consecuencias y daños psicológicos del estrés postraumático de este clima de violencia ya son visibles entre los zacatecanos, confirma el director del Hospital de Especialidades de Salud Mental de los Servicios de Salud del Estado de Zacatecas, Víctor Manuel Aguilar Soria. 
Angustia, depresión, miedo, trastornos de alimentación, drogadicción y alcoholismo, son apenas algunos de los signos producto de la violencia que se vive en los últimos años. 
Y advierte: “Aún no hemos tocado fondo. Se puede acabar con la delincuencia organizada, pero las siguientes dos, tres o más generaciones, serán generaciones violentas”.
Aguilar Soria, especialista en salud mental, al abordar el tema de la violencia en Zacatecas y en México en general, recordó que el pueblo mexicano siempre ha sufrido la lucha por el poder. Ahora, a esta generación, dijo, le toca vivir la lucha por el poder disfrazado de narcotráfico y disfrazado de violencia. 
“Ahora no es una lucha ideológica. No es una violencia que busca la libertad y la independencia, es una violencia en la cual está mezclada la lucha por el poder. Es una combinación entre el poder, la alternancia de partidos con el surgimiento de la narcoviolencia y con la revolución tecnológica”.  
Para el director del Hospital de Especialidades de Salud Mental, la violencia que actualmente vive Zacatecas es una violencia que no solo es de muertes, asesinatos, sino una violencia de sadismo, que van con dedicatoria a asustar y crear pánico. 
Y el pánico y el susto de descuartizar, del sadismo con que se lleva a cabo esta violencia, hace que en la familia se rompan los mecanismos de defensa psicológica y surjan nuevos trastornos  mentales y desajustes psicosociales por encima de otros países.
Esta situación, advirtió Víctor Manuel Aguilar, es una causal de muchos trastornos psicológicos que ya están presentes en la sociedad zacatecana, producto de este clima de inseguridad que viven sus habitantes.  
Hoy, agregó,  se observa que muchos de los jóvenes y niños tienen más intentos suicidas o de matar. Esos deseos de morir o matar se reflejan con suicidios lentos, como son las adicciones o alcoholismo. 
Más aún, en los últimos diez años no se había visto tantos trastornos de alimentación como ya se ven en Zacatecas en niños menores de diez años. En otros países, ésta sola situación habría sido motivo para lanzar una alerta epidemiológica, lamentablemente, en México no. 
Afirmó que la violencia social en que estamos inmersos con la narcoguerra tiene por objetivo  asustar a la población, crear pánico y psicosis entre los mexicanos. Esto afecta a todos los sectores sociales, pero los efectos son más contundentes en niños y jóvenes.  
Aunado a esto, somos objeto de una serie de mensajes confusos por parte del poder: “primero nos pintan al Ejército Mexicano y a la Marina con mucho honor y luego los desprestigian con detenciones de militares involucrados en el crimen organizado”.
En el caso concreto de Zacatecas, Aguilar Soria afirmó que los trastornos que se han identificado por el clima de violencia tienen que ver principalmente con el miedo y la angustia, y la depresión y el estrés es lo que más prevalece. 
Su efecto, en el núcleo familiar, son los trastornos de alimentación, adicciones, consumidores más pequeños con drogas más intensas, accidentes de tránsito con muertes de jóvenes y sexualidad mal usada. Tan sólo en este último punto, Zacatecas registra cinco mil madres al año menores de 18 años. Todo esto, aseveró, son situaciones que surgen del miedo y de la inseguridad. 
De manera primordial, el entrevistado señaló que una de las innovaciones urgentes que requiere Zacatecas no es solo el manejo de las víctimas de la violencia, sino atender los efectos colaterales en la población que sufre durante un ataque armado. 
Y explicó: “después de un ataque armado en una población, en una comunidad, queda un stress postraumático que son lesiones psicológicas que si no se atienden al instante perduran para toda la vida. Para ello es necesario contar con una red de profesionales de la salud mental que vayan a esas poblaciones y evitar que el estrés postraumático cause daño psicológico. Recordemos que por lo general la víctima tiende después a ser victimario”. 
El estado de Zacatecas, lamentablemente, no cuenta con ese equipo y esta sería la parte de un sistema de innovación. Es necesario contar con este equipo, sino, tarde que temprano, la víctima de la violencia va a tener más alianzas con su victimario, lo que comúnmente se llama Síndrome de Estocolmo. 
Al interior, en la familia, el director del Hospital de Salud Mental recomendó que después de un acto o hecho de violencia, es necesario que los miembros de la misma identifiquen que emoción siente, miedo, pánico, dolor, ira, etc. pues cuando la persona identifica con una palabra lo que sintió después de este hecho disminuye significativamente el estrés postraumático. 
“Este es un problema que tendrá graves consecuencias, los colombianos siguen con las secuelas, los vietnamitas siguen con las secuelas… nosotros, en Zacatecas,  no estamos siendo atendidos. Si no  contamos con modelos de prevención o modelos de manejo de estrés postraumático, se afectarán más de dos o tres generaciones producto de esta violencia que vivimos los zacatecanos”, finalizó el psiquiatra Víctor Manuel Aguilar Soria.

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