Por Jorge Armando López Arévalo
Don Eduardo Luna Huerta (1911-1980)
Luthier, ebanista y músico.
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Tlaltenango, Zac.- Ebanista , luthier y músico originario de la región del Cañón de Tlaltenango, trasciende a 32 años de su muerte, su enorme calidad de ser humano y el gran legado artístico y musical que dejo a las nuevas generaciones de músicos del sur del Estado de Zacatecas.
Al paso de los cañones, apunta aquel paisaje montañoso de valle, el de estupenda naturaleza y cálido clima, tierra de gente amable y hospitalaria, lugar asombroso, que nos presume tal vez su mayor tesoro; hombres que fueron capaces de desarrollar la sensibilidad de la profesión musical y combinarla con el oficio del ebanista para crear magníficos instrumentos musicales.
Eduardo Luna Huerta, conocido también con el sobrenombre de “cajita”, oriundo de este peculiar sitio, músico, luthier y ebanista por convicción, hombre dedicado a su familia, de temple reservado y bondadoso, humilde y entusiasta de transmitir el conocimiento que le fue heredado y que con el paso de los años logro magnificar, he aquí un extracto de su historia:
Nace en el año de 1911 en la comunidad de Encinillas perteneciente al Municipio de Tlaltenango, sus primeras lecciones musicales de manera lirica las recibió de su padre el Sr. Rafael Luna, ya para la década de los 50´s y afanoso del conocimiento musical decide tomar clases con el entonces director de la Banda de Música del Estado de Zacatecas el Mtro. Valle, logrando así de esta manera perfeccionar su técnica y convertirse en multi instrumentista, su instrumento predilecto era el Sax, aunque también cabe destacar que ejecutaba a la perfección los instrumentos de cuerdas, cuales quiera que estos fueran, por consiguiente y gracias al talento desarrollado logra ingresar como músico activo a la Banda del Pueblo, que en ese momento era dirigida por el Mtro. José Treto.
Dentro de esta carrera y motivado a encontrar y lograr la sonoridad apropiada en los instrumentos de cuerda, decide viajar al Estado de Nayarit, en donde conoce a un Luthier francés de nombre desconocido, quien le transmitió los conocimientos apropiados para tratar las maderas como el encino, la caoba y el pino, para posteriormente dar el ajuste y la calibración correctos a las cajas de resonancia y en consecuencia obtener de excepcional manera los sonidos emanados de los instrumentos de cuerdas, tras ejecutar las notas de la hoja pautada o bien de cualquier interpretación lirica.
Manuel Luna Castañeda (1947-2009)
Donador de los instrumentos musicales a la banda de
Música Municipal de Tlaltenango
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Estos conocimientos aunados al noble oficio del ebanista, dieron como resultado la creación de finos instrumentos de primera, los cuales fueron exportados hacia la casa de música Vercam del Estado de Jalisco y Estados Unidos, reconocidos en México y en mayor parte del mundo por su calidad, el distintivo de estos instrumentos era la etiqueta que llevaban dentro de la caja de resonancia, en la cual se leía: “Fabricación y reparación de toda clase de instrumentos de cuerda. Eduardo Luna”.
En los años 60´s, en compañía de su padre y hermanos deciden formar un grupo de “ensamble de cuerdas”, con el cual visitaron varias partes del país, es en aquel momento donde son escuchados por el entonces Gobernador del Estado el Lic. José Isabel Rodríguez Elías, quien después de percibirlos y deleitar el sentido auditivo con sus interpretaciones, los lleva al Estado de Oaxaca a que sean conocidos, posteriormente el mismo Gobernador decide invitar al Sr. Eduardo a dirigir y ser maestro de la Banda de Música del Estado de Zacatecas, pero por apego a su familia y a su querido Tlaltenango, no acepto tal ofrecimiento.
Ensamble de cuerdas en el Muelle de San Blas, 1951
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Posteriormente y gracias a su contribución musical, la Banda del Pueblo a la que perteneció, la convirtió en la Banda Filarmónica de Tlaltenango, así fue que prosiguió en esta loable profesión, en su domicilio ubicado en la calle de Sánchez Román no. 7 A, Col. El Barrio Alto, era donde se encontraba su taller ebanista en el cual se concibieron magníficos instrumentos, también contaba con su estudio en el que aparte de ensayar, se daban clases de música. Cabe mencionar que él invitaba a las persona del Pueblo a tomar clases de música de manera gratuita.
“Los Tlaltelocos”, orquesta tradicional que creo en los años 50´s compuesta por 10 elementos entre los integrantes estaban 3 de sus hijos: Salvador, Manuel y Antonio, con la cual amenizaron cantidad de eventos en el Estado, entre los eventos más importantes estaban los Domingos de Serenata en la plaza principal del Municipio, en las que se deleitaba al público con piezas propias y de música de la época.
Y por parte de la Banda Filarmónica de Tlaltenango estaban los jueves de concierto, en el kiosco de la plaza principal.
Orquesta Tlaltelocos en la inauguración
del Mercado Municipal, 1965
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Contribuyo también a la creación del coro del convento del Divino Pastor, así igualmente fue el precursor de las misas cantadas en la Iglesia Principal, su rol consistía en trasladar las notas de las alabanzas a la partitura, para que de esta manera fueran interpretadas por el Mariachi, tal y como lo dictaba la tradición.
Don Eduardo muere en el año 1980, escaso de mayor reconocimiento en su pueblo natal, fue hasta el año 2008, cuando se le reconocen sus logros con un Concierto de guitarra clásica en Homenaje a su Memoria, uno de sus mayores anhelos recuerda su hija la Sra. Teresa Luna, era que su nombre apareciera en el Monumento de los Hombres Ilustres, que se encuentra cerca del parque Agua Azul de la Cd. de Guadalajara.
Don Eduardo no solo dejo sus conocimientos musicales a viejos y jóvenes, a través de su hijo Manuel Luna Castañeda (Finado), dono la mayor parte de los instrumentos musicales de su creación a los integrantes de la nueva Banda de Música de Tlaltenango, así también dono una mandolina al Museo Municipal, misma que alcanzo a ser rescatada de la inundación que provoco el desbordamiento del Rio Xaloco en el año 2008.
Como ya es obligatorio en esta sección, alejado de todo lo que parezca retorica, su obra merece el mayor de los reconocimientos, Honor a quien Honor merece, Don Eduardo Luna Huerta, sin duda uno de los hijos predilectos de la Cd. de Tlaltenago de Sánchez Román.
Luthier; palabra francesa que hace referencia a la persona que se dedica al arte de construir instrumentos de cuerda frotada y pulsada. Esto incluye a violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba y todo tipo de guitarras (acústica, eléctrica, electroacústica, clásica), cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas, mandolinas y clavecines.
Super publicacion de gente ilustre de nuestro querido Tlaltenango
ResponderEliminarFelicito a Armando por importante nota.
Mil Felicidades
ResponderEliminarFelicidades Armando
ResponderEliminarYo tube el gran honor de ser su estudiante de musica aprendi a tocar guitarra un gran ser humano y un buen maestro en toda la extension de la palabra.
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