y sus consecuencias políticas, económicas y sociales: Miquel Bassols
Por: Aldo Ávila Abrego ♠
México D.F.- La degradación de la palabra y del lenguaje, el desgaste de los discursos, muy especialmente de los políticos, está afectando la subjetividad de nuestra época. El problema de la corrupción que viven nuestras sociedades no es un problema simplemente económico, es un problema de lo económico dentro de un mundo simbólico en el que la degradación de la palabra es cada vez mayor, afirmó el psicoanalista español, Miquel Bassols.
En entrevista exclusiva, Bassols, analista miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, de la École de la Cause Freudienne y Ex director de la Escuela Europea de Psicoanálisis, asevera: “El psicoanálisis tiene mucho que decir, especialmente a los medios de comunicación, que son uno de los agentes fundamentales del uso de la palabra en nuestro mundo, que debemos saber explicar la importancia del efecto subjetivo del lenguaje en nuestro mundo”.
Los mismos gobiernos del mundo –afirma-, están gobernados por esas metáforas del lenguaje; por ello es urgente abordar el sentido y reflexionar sobre qué lenguaje está arrastrando a ciertas consecuencias políticas, sociales y económicas, de las que no somos conscientes, que funcionan de manera inconsciente, y ahí es donde el concepto de proceso inconsciente que el psicoanálisis descubre y elabora para entender esa dimensión.
Sin vacilar, el también director de la Sección Clínica de Barcelona enfila sus baterías y advierte que el discurso político actual se encuentra frente a grandes dificultades para poder aglutinar las movilizaciones que se producen. Como ejemplo, citó el movimiento de los llamados “indignados”, el cual, en Europa y muy principalmente en España, ha generado una movilización que era inédita hasta hace un tiempo y que los políticos mismos se han visto sobrepasados.
“Justamente esos indignados son los que vienen a decirnos que los lenguajes se están desgastando, las palabras se están desgastando y tenemos que revitalizar eso en la calle, no únicamente en los foros políticos”.
Miquel Bassols, quien visitó la ciudad de México con motivo de las jornadas de trabajo de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), recordó, en relación a uno de sus últimos trabajos denominado “El psicoanálisis explicado a los medios”, la polémica en los medios de comunicación en España ya hace años sobre este tema.
Y agrega: “A partir de ahí, fue Jacques Alain-Miller quien me sugirió escribir El psicoanálisis explicado a los medios de comunicación, porque había la necesidad de transmitir realmente la posición ética del psicoanálisis, en un debate que se continúa actualmente en España y en el medio internacional, sobre, yo diría, la dimensión ética del sujeto de nuestro tiempo”.
En este contexto, Bassols enmarcó el testimonio de uno de los movimientos sociales más importantes como lo es el de los llamados “indignados” en España donde existe claramente una degradación del uso de la palabra y hay una degradación del lenguaje.
“Hay un desgaste de los discursos especialmente el de los políticos, y eso está afectando a la subjetividad de nuestra época de una manera decisiva; se está viendo en muchos registros. El problema de la corrupción no es un problema simplemente económico, es un problema de lo económico dentro de un mundo simbólico en el que la degradación de la palabra es cada vez mayor, donde cada vez es más difícil mover, movilizar, producir efectos reales a través de un uso claro y adecuado de la palabra, más bien es al revés, el lenguaje nos lleva sin saber a dónde vamos a veces, y ahí en efecto, el psicoanálisis tiene mucho que decir, tiene que poder explicar, y especialmente a los medios de comunicación, que son uno de los agentes fundamentales del uso de la palabra en nuestro mundo”, destacó.
Debemos, señaló el entrevistado, saber explicar la importancia del efecto subjetivo del lenguaje en nuestro mundo. Vivimos a través de las metáforas, eso ya muchos lingüistas incluso de orientaciones no estructuralistas o no vinculados al psicoanálisis lo advirtieron y lo siguen advirtiendo, vivimos y experimentamos la realidad en la que vivimos a través de las metáforas del lenguaje que nos gobiernan.
Categórico, indica que los mismos gobiernos del mundo están gobernados por esas metáforas del lenguaje; entonces, por esta razón, es urgente, en el sentido ético de la palabra, hacer una verdadera reflexión sobre qué lenguaje nos está arrastrando a ciertas consecuencias políticas, sociales y económicas, de las que no somos conscientes, que funcionan de manera inconsciente, y ahí es donde el concepto de proceso inconsciente que el psicoanálisis descubre y elabora, es fundamental para entender esa dimensión.
¿Cómo hacer eso?, cuestiona y responde Miquel Bassols: “los psicoanalistas lo hacemos en el uno por uno de la consulta en la clínica diaria, donde los sujetos nos vienen a explicar cómo sufren ellos de esa relación con el lenguaje y en sus síntomas y en sus malestares, pero el psicoanálisis debe también operar, no de esa manera que opera en la clínica pero sí con un discurso en la contemporaneidad para hacer aparecer esa potencia del lenguaje y poder analizar sus defectos en la actualidad.
¿Será conveniente que psicoanalistas y no psicoanalistas escuchen la posición del psicoanálisis en los momentos actuales?
No sólo es conveniente, yo diría, es absolutamente necesario, para los psicoanalistas primero también, pero también para lo que es un hecho de la civilización tan importante como ha sido el psicoanálisis. En lo que llamamos el campo freudiano, que fue en realidad abierto y fundado por Jacques Lacan, especialmente durante las últimas dos décadas; ha sido importantísimo las series de acontecimientos que se han organizado por ejemplo a través de los llamados foros de encuentro con la vida política, la vida artística, la vida literaria, pero sobre todo también con una incidencia en la política real, no hay que olvidar que el movimiento de los foros que fue impulsado por Jacques Alain-Miller hace ya más de unos seis, siete u ocho años en París, ha producido a través justamente de éste encuentro del discurso del psicoanálisis con el Otro social, ha llegado a producir incluso modificación de leyes en el gobierno francés, es decir, hasta ese punto es importante que el discurso del psicoanálisis tenga incidencia en lo social y en lo político.
No sólo es conveniente, es absolutamente necesario, me parece que un discurso como el del psicoanálisis y no sólo él sino acompañado de otros discursos como es actualmente el del arte, el de la ciencia, la literatura, el de la política, creen espacios, foros de este tipo, donde se puedan realmente movilizar los discursos actuales de una manera seria; lo digo porque creo que los políticos han llegado a un punto límite en ese punto, creo que realmente se encuentran con graves dificultades.
En Europa eso es patente pero también creo que se ve en otros lugares, pero lo percibo más en Europa, que el discurso político está en un momento de gran dificultad para realmente poder aglutinar las movilizaciones que se producen; el movimiento de los indignados ha sido uno de los movimientos que en Europa, en España especialmente, ha generado una movilización que era inédita hasta hace un tiempo, y que los políticos mismos se han visto sobrepasados por eso, y justamente esos indignados son los que vienen a decirnos los lenguajes se están desgastando, las palabras se están desgastando y tenemos que revitalizar eso en la calle, no únicamente en los foros políticos, donde más bien se recibe eso como un efecto pasivo; entonces esos foros son fundamentales en efecto, yo diría la palabra conveniente es poco, ahora estamos en momento de urgencia subjetiva.
El sujeto de nuestro tiempo está urgido para recuperar su palabra, recuperar el valor de las palabras, el poder de las palabras, cuando el discurso de la política lo está perdiendo día tras otro en una verdadera hemorragia libidinal y los políticos mismos están sufriendo ellos subjetivamente en sus carnes esos efectos, podemos hablar de casos concretos, llegaríamos hablar de casos muy concretos de personalidades políticas que ellos mismos están bajo el efecto de ese “pathos” del lenguaje.
¿Cómo crear estos espacios,
estos foros?
El campo freudiano lo está generando en muchos lugares. En España tuvimos hace poco un foro dedicado a justamente a “lo que la evaluación silencia”, a propósito precisamente también del autismo y de otros problemas clínicos, pero que movilizaron gente tan diversa como políticos, literatos, clínicos, científicos, y que han producido verdaderamente un discurso que moviliza y modifica las cosas.
¿Cuál es la importancia y la relevancia de insistir en una “orientación lacaniana”, a diferencia de las propuestas de las neurociencias o de las psicoterapias?
Habría que insistir en que la orientación lacaniana del psicoanálisis ha sido precisamente una orientación que ha puesto siempre al frente la cuestión de la política. Fue Jacques Lacan quien dijo que justamente el psicoanálisis debería de estar al frente de la política, pero no diríamos para vestirse de político, sino para mostrar que hay una política que Lacan llama ”la política del síntoma”, que es la política del malestar subjetivo, que está diciendo muchas más cosas de las que a veces se pueden escuchar desde otras perspectivas.
Es cierto que en las neurociencias mismas hay una gran división hoy, yo diría que la división más cientificista que apuesta por cosas como el neuromarketing por ejemplo, o con una versión diríamos reduccionista del sujeto, pero hay otra parte de las ciencias de las neurociencias que precisamente salen de esa vertiente de esa versión tan reduccionista para introducir un dialogo muy fecundo con disciplinas como el psicoanálisis, y ahí es donde hay un campo también muy interesante para la política misma del psicoanálisis, del mundo actual, de conversación y de dialogo con parte de la ciencia que en efecto está también dándose cuenta de que el objetivismo positivista que supuestamente debía salvarnos, es el que nos está hundiendo en la miseria.
La gran perspectiva de la economía objetivista que calculaba todo con sus parámetros estadísticos y que lo está llevando a un desastre absoluto por no percibir que lo importante no era eso, sino la “confidence”, es decir la confianza del sujeto en el otro, la crisis actual económica no se puede explicar por estadísticas, hay que explicarlas por lo que los analistas llamamos la transferencia, es decir, la confianza en el otro; y finalmente los grandes cientificistas de la economía se han dado cuenta de que la “confidence” es lo que está realmente movilizando la crisis económica actual.
Parece que el despertarse y salir de ese sueño absolutamente, esa pesadilla más que un sueño, esa pesadilla de la razón que engendra monstruos como decía Goya, y que es la idea absolutamente loca de que podemos llevar el mundo, de que podemos conducir el mundo, según el positivismo de las cifras y lo cuantificable, esa es una locura delirante, que parte de la ciencia a pensado que era posible, no solo posible sino que era necesaria y que por suerte ahora, cada vez más.
Estoy hablando de la economía porque sabemos ahora que estamos viviendo eso de una manera más patética, en efecto, donde hay cada economista que está diciendo que esa locura de la razón. Paul Krugman se ha dado cuenta de eso y está indicando que el delirio cientificista está detrás de toda esta política neoliberal que está llevando al desastre a Europa pero también a parte del mundo porque pienso es un efecto domino, por lo tanto es cierto, ahí hay algo que el psicoanálisis puede aportar de manera decisiva y es la importancia del sujeto no calculable, de la transferencia, el sujeto pulsional, del goce, de la economía del goce, son nociones derivadas de la orientación lacaniana y que están sirviendo para reorientar ciertos debates que siguiendo solo la vía cientificista llegan a un impasse radical.
¿Es ahí donde incidiría la acción de la llamada izquierda lacaniana?
Esa expresión de izquierda lacaniana me resuena por un trabajo que mi colega Jorge Alemán está realizando en esta dimensión justamente de elaborar una política lacaniana de herencia respectiva. Aunque sólo es un tema simple, hay que estudiar bien las formas en las que se puede incidir.
La diferencia entre uso del poder y autorización en la palabra, quizá sea una idea que Lacan tuvo respecto a la práctica analítica pero que podemos traducir actualmente en el problema de la cuestión política “cuanto menos autoridad tiene el sujeto hoy en día, más uso del poder debe hacer, y a la vez, cuanto más uso del poder hacemos quiere decir que menos autoridad tenemos”.
¿Cómo recuperamos la autoridad de la palabra en lo simbólico? Esa sería la operación y la pregunta fundamental que el psicoanálisis puede aportar a la política actual y a los políticos. ¿Porque hay que utilizar tanto el poder, un uso de poder a veces absolutamente denigrante para el sujeto?, ¿Y cuanto podemos utilizar la autoridad de la palabra, para tener que utilizar menos las estrategias del poder, que siempre son degradantes y alienantes?
Mi pregunta fuerte a la izquierda, a la izquierda internacional sería: ¿Cómo hemos cedido en el discurso, para encontrarnos ahora en un impasse respecto al uso del poder absolutamente desastroso…?
Creo que el sujeto del lenguaje debería recuperar parte de su autoridad para poder ir a contracorriente de la estrategia del poder que ya Michael Foucault mostró como inherente a todas estas estrategias neoliberales; eso está por hacer, ese debate está por hacer, yo creo que es un debate que tanto la izquierda como la derecha deberían poder llevar adelante pero es cierto también quien ha sido generalmente la izquierda quien ha sido más sensible a esa dimensión, mientras que para la derecha es cierto esa cuestión ha sido más colateral, más banal.
La derecha incluso para su estrategia política debería entender mejor eso, la importancia de la autoridad de la palabra en el deseo del sujeto, de lo singular del sujeto, para contrabalancear los abusos del poder que cada vez estamos sufriendo en más lugares, porque eso es global también. Como decía un humorista español que siempre me ha interesado: “estamos aumentando las estrategias del poder de tal manera que: por razones de seguridad, ya no hay nada seguro”.