Por Guillermo Correa Pacheco/
Norma Esparza Castro
Tal como había sido anunciado, el pasado domingo 25 de septiembre, la Plaza Monumental de Barcelona ofreció la última corrida de toros ante miles de bocas que al unísono clamaban ¡libertad! ¡libertad!. Finalmente, tras una histórica votación realizada durante el mes de julio, el Parlamento de Cataluña, por mayoría, aprobó un veto a la llamada “fiesta nacional” en esta región del país ibérico que entrará en vigor a partir del primero de enero del 2012.
Al día siguiente, la noticia fue tema obligado en varios países principalmente de habla hispana y abrió con mayor fuerza el debate sobre las corridas de toros, el cual ha cobrado gran importancia en países como Colombia y México, entre otros más.
El pasado 4 de octubre, en la capital del país, representantes de las bancadas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), presentaron una iniciativa para prohibir la fiesta taurina por representar “una de las formas más crueles de maltrato animal”.
Fuera de sí, el empresario taurino de la Plaza México, Rafael Herrerías, declara públicamente que esta iniciativa de reformar la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos tendrá que pasar “sobre mi cadáver”. La propuesta, por sí misma, generó diversas posturas entre los asambleístas del D.F., quienes finalmente decidieron posponer este debate, mismo que podría darse a partir de este lunes 11 de octubre.
Sin embargo, como efecto “dominó”, en Zacatecas, la dirigencia estatal del PVEM también retomó el tema e intenta abrir la discusión entre los zacatecanos sobre la necesidad de prohibir las corridas de toros en las diversas plazas de la entidad. La propuesta, aún no ha sido retomada por los diputados de la 60 Legislatura.
Si bien es cierto que en el estado Zacatecas el tema no alcanzado la altura de debate como en Cataluña, España, no cabe duda que día a día son más las voces quienes abiertamente se están pronunciando para exigir el cese de una de las representaciones más sádicas de “esparcimiento” como lo son las corridas de toros, junto con las peleas de gallos y las clandestinas peleas de perros.
Luís Alberto Díaz Leaños, reconocido músico zacatecano y presidente de la Asociación Civil “Nuestro Hermano Mayor del Planeta”, lamenta que desde las autoridades locales no estén actuando para eliminar una de las actividades más sádicas insertada en nuestra cultura, como lo es la fiesta brava.
“La especie humana tiene aproximadamente un millón de años, hace apenas 10 mil años vivíamos en las cuevas. Sin embargo, aún tenemos esa ansiedad por la supervivencia que nos hace altamente perjudiciales con los demás seres que poblamos el planeta. El sadismo que se muestra en las peleas de perros, gallos, en las corridas, no es otra que la excitación del cerebelo donde están las necesidades más básicas. No podemos sustraernos todavía a esos hechos tan bárbaros como son las corridas de toros…somos cavernícolas con zapatos que gozamos con la sangre”.
En Zacatecas, señala Luís Díaz, se sigue promoviendo desde el sistema político este tipo de eventos tan nefastos que mal educan a nuestra niñez. Un ejemplo de ello es la Feria Nacional de Zacatecas, donde una de sus cartas más fuertes de atracción es precisamente las corridas de toros. “Como artistas, abogamos por los derechos de los animales y es precisamente el arte como un medio para construir la sociedad en la que nos desenvolvemos”.
Por su parte, Ernesto Alejandro Reyes Martínez, representante del grupo ciudadano “No al Mc Donald´s en el Centro Histórico”, estudiante de psicoanálisis y lenguas extranjeras, apunta que si bien las corridas de toros y la tauromaquia en general representa un sofisticado fenómeno cultural, no deja de ser simplemente un asesinato cometido en contra de un ser vivo.
Un fenómeno parecido a esta sofisticación es la tortura, es un fenómeno primitivo y no debería ser un fenómeno cultural en ninguna cultura, por ello es necesario abrir el debate y concientizar a la gente. Los argumentos serán los que validen si es o no es un fenómeno cultural y el gobierno estará obligado a obedecer.
Carla Soriano Débora, integrante del grupo de rock “Ninfa” y maestra infantil de arte, subraya que la violencia inmersa tanto en las corridas de toros como en otros “espectáculos” como las peleas de gallos, tan lamentablemente comunes en Zacatecas, sólo pueden modificarse a través de la educación y la cultura que se le de a la niñez zacatecana.
“No basta con cerrar las plazas de toros, sino concientizar a la gente. Es muy difícil hacer cambiar de punto de vista a un adulto, los niños son la base de una nueva generación y la base para lograr una mejor sociedad y minimizar la violencia, incluyendo la que se ejerce en las corridas de toros es la educación y cultura”.
En tanto, Tania Lozano, psicóloga, integrante del grupo de blues “Ensamble de Luís Díaz” y de la “Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos”, alerta sobre el riesgo psicológico que representa que un padre de familia lleve a sus hijos a presenciar el asesinato de un ser vivo con la aprobación de un grupo de personas que se reúne para ver esta escena sádica.
Esta agresión, subraya, es una conducta aprehendida culturalmente que se centra básicamente en el control hacía otras personas, principalmente mujeres, ancianos o hacía un ser vivo, en este caso, el del toro, y donde el mensaje llano es simplemente que se trata de seres inferiores. Este sadismo no cualquier persona lo puede ejercer, y lo encontramos básicamente entre psicópatas y sociópatas.
Más aún, de manera concreta, Tania Lozano propone directamente que ante esta situación, es necesario legislar para lograr que el acceso a este tipo de “espectáculos” sea exclusivamente para mayores de 18 años y sea el sujeto consiente sobre el tipo de “diversión” que desee presenciar.
Finalmente, Adrián Delgado Huerta, egresado de la licenciatura en Letras y estudiante de Lenguas Extranjeras sintetiza: la fiesta brava o la tauromaquia significa simplemente la aceptación de la violencia en nuestra sociedad.
Si aceptamos la existencia de las corridas de toros, estamos aceptando como sociedad la violencia, la fiesta brava legaliza el asesinato, y si autorizamos el homicidio de un ser vivo también estamos autorizando el homicidio entre iguales.
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