Por Indalecio Rivera Serrano
Zacatecas, 2 de Octubre 2011
La noche de Tlatelolco
se partió la historia en dos.
¡La Noche de Tlatelolco
dejé de creer en Dios!
José De Molina,
cantautor de protesta. (RIP)
Durante la tarde del 2 de Octubre de 1968, En la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, estaban reunidos los estudiantes del Consejo Nacional de Huelga y el pueblo mexicano. Familias enteras acompañaban a los manifestantes en la demanda consciente de exigir al estado y a su mandatario, el respeto y la seguridad mediante un pliego petitorio con seis puntos:
1. Libertad de todos los presos políticos.
2. Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal.
3. Desaparición del cuerpo de granaderos.
4. Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías.
5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto.
6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
Todos estaban felices de poder hacer valer su derecho de pedir lo justo para ser un individuo libre en su propia nación. Pero se respiraba también un aire de nerviosismo. El Ejército Nacional estaba vigilando desde sus tanquetas. No había calma. Nadie sabía lo que iba a pasar.
Libérame señor de las atrocidades del Estado de mi propio pueblo.
Libérame señor de las banalidades de los mandatarios
traidores de su nación, de su familia,
de la sangre que les dio vida.
Libérame de la inconsciencia y de las ciencias creadas para ese fin.
Libérame del desastre de no reconocer la identidad
que nos hace diferentes a otros pueblos
pero iguales como humanos.
Libéranos de la injusticia y su aparato represor.
Libéranos de las tanquetas y las balas del ejército nacional.
Libéranos del Olvido.
Pero no nos liberes de las lágrimas
para mostrarle al poderoso
nuestras debilidades
y recordarle que es como nosotros
y no como un un gringo nefasto
que le ayuda a mantenernos asustados, hambrientos y entregados,
para quitarnos nuestra casa, nuestro dinero, nuestra ciudad,
nuestro país,
que ahora mismo está en riesgo.
Todo comenzó el 22 de julio de 1968 por una riña entre estudiantes de la Vocacional 2 del IPN y la Prepa Isaac Ochoterena incorporada a la UNAM durante un partido de futbol americano. Con el pretexto de detener la pelea, el cuerpo policiaco de granaderos entra a la Vocacional 2 para someter a los estudiantes, tomando las instalaciones. Golpean a los estudiantes y arrestan a muchos de ellos. Se protestó por la acción agresiva, y el 26 de julio del ’68 se realiza un paro de labores en las escuelas del IPN y la UNAM. Después el ejército nacional junto con los granaderos, asaltan varias escuelas de dichas instituciones educativas irrumpiendo agresivamente en ellas y violando su autonomía. Vuelan con el disparo de una bazuca la puerta de la Prepa 1 de san Ildefonso. El ejército toma presos como si aquello fuera una guerra. El entonces Rector de la UNAM, Javier Barrio Sierra, condena públicamente la agresión del Estado, demandando respeto al derecho y Autonomía Universitaria, así como la liberación de los estudiantes presos injustificadamente. El Rector Javier Barro Sierra encabeza una marcha por la avenida de los Insurgentes al grito de ¡Únete Pueblo! El movimiento crece y se conforma el Consejo Nacional de Huelga dirigido por los estudiantes y apoyado por el pueblo mexicano. Obreros, profesionistas, amas de casa, niños, ancianos, intelectuales integran las marchas.
Se organiza una gran marcha al Zócalo de la capital del país el 26 de agosto de 1968. Ahí se culpa abierta y públicamente al presidente Gustavo Díaz Ordaz por las desmedidas represalias. Muchos de los manifestantes se plantan en el Zócalo esperando una respuesta del gobierno. La madrugada del 28 de agosto de 1968, se abren las puertas del Palacio Nacional y salen de ahí tanques del ejército para dispersar a los manifestantes. Toman más presos. El 13 de septiembre de 1968 se realiza la “La marcha del silencio”. Los manifestantes caminan con la boca amordazada en son de protesta. El 18 de septiembre el ejército invade Ciudad Universitaria de la UNAM. El 24 de septiembre el ejército toma el Casco de Santo Tomás del IPN. El 1 de octubre el ejército retira sus tropas de la UNAM y el IPN. El Estado realiza todo esto como una provocación. El 2 de octubre de 1968, miles de personas se reúnen en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. El ejército monta guardia con el pretexto de proteger la Torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores debido a que el gobierno teme que sea tomada, pretexto insulso. Hay soldados del ejército vestidos de civiles entre la gente, incluso después se afirma mediante investigaciones documentadas, que en el movimiento de 1968 había infiltrados del Batallón Olimpia. El Batallón Olimpia de Estado Mayor Mexicano fue entrenado por la CIA de EU a petición del mismo gobierno Federal Mexicano para reprimir a los estudiantes y el Movimiento social del ’68 y denotar así, una buena imagen ante la mirada internacional, debido a la próxima celebración de las Olimpiadas a realizarse en nuestro país anfitrión. Hay documentos oficiales de los gobiernos de EU y de México que comprueban los arreglos de México y EU en el entrenamiento del Batallón Olimpia por la CIA, que se dieron a conocer en una ardua investigación publicada en el año 2002 de la publicación La Jornada y canal6dejulio, bajo la dirección de Carmen Lira Saade y Carlos Mendoza respectivamente, con la investigación de Carlos Mendoza, Carlos Montemayor, Mario Viveros Barragán, Amaranta Castillo y Víctor Mariña.
En los hechos registrados de la Matanza de Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas, se narra que poco antes de terminar la manifestación, aparecen unas luces de bengala al parecer disparadas por helicópteros que sobrevolaban la Plaza, como señal para comenzar los disparos contra los manifestantes en la plaza y al edificio Chihuahua, donde se encontraban los oradores del CNH. En la azotea del mismo edificio y de otros, estaban apostados francotiradores y miembros del Batallón Olimpia que también abren fuego contra los manifestantes y soldados. Al parecer, muchos de los integrantes del ejército nacional, no saben del Batallón Olimpia y comienza un fuego cruzado. En el registro del documental de La Jornada y canal 6 de julio, un integrante del Batallón Olimpia narra que a pesar de que se identifican con los soldados, estos les siguen disparando.
Agustín acaba de cumplir 11 años, busca a sus padres en la Plaza de las Tres Culturas, lleva un helado. Entre la muchedumbre mira a sus padres. El padre de Agustín trabaja en Ferrocarriles de México. Su madre es ama de casa como las miles que acompañan a sus hijos que estudian en el Poli o la UNAM. Agustín se dirige contento hacia ellos. Entonces la gente comienza a gritar. La nube gris de piernas corriendo le nubla el encuentro. No entiende lo que sucede. Escucha gritos y ve gente caer por todas partes. La lluvia de disparos se confunde con el ruido de las pisadas. Agustín corre sin saber porqué. Siente nauseas y grita llamando a sus padres. Voltea a todas partes y no los ve. Se le seca la garganta en dos segundos. Un hombre cae frente a él, es un anciano que grita de dolor. En ese momento mira a unos pasos a su madre, arrodillada, con la cara llena de sangre sosteniendo en los brazos a su padre, que ya no se mueve. La gente sigue corriendo. Casi sin poder respirar trata de caminar para llegar con sus padres. Escucha zumbidos cerca de su cabeza. Entonces lo derriba un impulso, una sacudida espantosa que lo tira de espaldas, fulminándolo, acorralándolo contra el piso envuelto por un dolor intenso. La bala le atravesó el pecho. Él no lo sabe, no entiende nada, pero duele como ningún dolor. Le pisan un brazo. No puede moverse. Sin voz, quiere gritar. Su último pensamiento, es un terrible miedo a estar sólo entre tanta gente que no para correr. Agustín de once años, como cientos de muertos nunca sabrá lo que pasó.
El Batallón Olimpia se identifica. Toman la Plaza de las Tres Culturas. Hay cientos de muertos y heridos. Siempre se ha dicho que NUNCA se sabrá una cifra exacta de muertos en la Plaza de las Tres Culturas. Al siguiente día, el Estado oculta la información con la ayuda de la prensa. Se publica oficialmente de 20 muertos. Testigos en el momento afirman que son más de 400, incluyendo algunos soldados. En algunos medios se dice de que quizás sean un poco más. Se afirma que fue una revuelta de unos cuantos. La verdad vedada en nuestro país, como siempre.
Nunca olvides mi muerte.
Nunca olvides a mis hijitos que se quedaron regados
Por la Plaza de las tres Culturas.
Levanta mis zapatos,
que no se los lleven los soldados
a la oficina de Días Ordaz.
No olvides ni te alejes
De mis hermanos que siguen vivos
y siempre te van a necesitar,
en este día ,
para no llorar solos
al recordar.
Es fácil hablar de la Matanza de Tlatelolco. Es fácil recordar a los muertos y llevarles flores a sus tumbas. Pero es una vergüenza recordar la Matanza de Tlatelolco después de un mitin organizado por Sindicatos Charros que aprovechan las marchas conmemorativas del 2 de Octubre para recordar a los asistentes asistir a otras marchas de compromiso, acudiendo a reuniones para apoyar a figuras de la política.
Lo que no es fácil es haber vivido una matanza en la plaza de Las Tres Culturas, haber sobrevivido y seguir viviendo para recordar esta atrocidad. Lo que no es fácil, es recordar este hecho con una actitud de vida todos los días, tratando de cambiar el pensamiento y liberar al individuo social. Lo que NO – ES … FÁCIL, ES QUE UN GOBIERNO CORRUPTO siga ignorando esta matanza y no haga nada oficial para recordar tal hecho, o dar disculpas públicas a toda la nación y al mundo, ni exponer abiertamente los convenios de Gustavo Díaz Ordaz con la CIA de EU. Él si fue un traidor para su nación al confabularse con los gringos en el entrenamiento del Batallón Olimpia, poniendo así en riesgo la Seguridad Nacional en México. Gustavo Días Ordaz y Luis Echeverría si son asesinos y no son patriotas ni Mexicanos. Las familias de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría siguen disfrutando de una pensión millonaria (que pagamos todos con nuestro impuestos), y que le otorgan a todos los presidentes de la República Mexicana. La pensión es a perpetuidad, aunque hayan cometido atrocidades y ordenado matanzas.
Mientras no se devele abiertamente la responsabilidad de esta matanza, ni cambie la conciencia de la gente y mientras sigamos viviendo en el estado de terror (creado por el mismo Gobierno Federal), en el que ahora nos encontramos, seguirán las matanzas de quienes reclaman con justo derecho su patrimonio, justicia social, educación y justo reparto de la riqueza de nuestro país, como sucedió en Acteal de Chiapas o Oaxaca, hace no mucho tiempo.
El 2 de Octubre es una fecha de debemos recordar con una actitud responsable, no sólo ese día, porque la muerte de quienes estuvieron en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en el Distrito Federal, es para siempre. Tampoco se investigó por parte del gobierno, el paradero de las personas desaparecidas que sobrevivieron a la matanza, pero no al Estado represor de ese momento. La gráfica del ‘68 recopilada por el grupo Mira, compuesto por miembros activos en el movimiento, es un registro excepcional que muestra la intensa protesta ante estos hechos repudiables. Los familiares de quienes participaron en este movimiento, de quienes sobrevivieron o murieron el 2 de octubre del ‘68, recordaremos este genocidio por siempre, como una de las más grandes injusticias del Estado de nuestro país, y continuaremos la búsqueda de consciencia y libertad de expresión en México.
No es fácil olvidar, no olvidemos:
2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA
ES DE LUCHA COMBATIVA!
2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA
ES DE LUCHA COMBATIVA!
2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA
ES DE LUCHA COMBATIVA!
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