domingo, 22 de enero de 2012

Vida de Lacan


Una reseña del comentario de Patrick Monribot al breve escrito de Jacques Alain Miller

Colaboración especial de Alexandro Simancas O.*
(psicoanalista de formación lacaniana

Se dice de Lacan que no hacía concesiones; lo mismo aplica a Jacques Alain Miller, quien frente al mamotreto publicado por la Roudinesco, opone un breve escrito que se despliega en la lógica de siempre, aquella enseñada y sostenida por el mismo Jacques Lacan a lo largo y a través de su enseñanza-viviente. Patrick Monribot comienza su plática ubicando el contexto político en Francia en el que se inscribe la aparición del texto; de todo, lo que vale la pena resaltar para no olvidar, es la función del canalla, mujer en este caso, quien junto con su partenaire –editor de la casa du Seuil- emprendieron un boicot contra la difusión del escrito de Miller ofreciendo a cambio, a los espacios en las librerías asignados originalmente a quien sabe interrogar a Lacan, la presencia opaca de Elizabeth R. dispuesta a desplegar su acto, velado por su cantado rigor de “historiadora”. 
Phillip Sollers quien conoció a Lacan y es amigo de J.A. Miller lo definió como “un asesinato del nombre” este último lo califica de su “forclusión”; es decir, el rechazo de la operatividad del Nombre del Padre, de su “borradura” dice Patrick Monribot para matar a Lacan y confinarlo al museo de los grandes hombres.
A todo esto y aunque no sea sino por el esfuerzo invertido en ello, la voluntad de desconocer el lugar que tiene J.A. Miller en la historia del movimiento lacaniano internacional, manifiesta que su nombre y el de Jacques Lacan se encuentran irremediable e irreversiblemente anudados. No solo porque él forma parte de la familia como esposo de su hija Judith, sino porque Lacan incluso deseaba que su nombre apareciera al lado del suyo como autor del Seminario. ¿Qué puede la politiquería contra lo que anuda el sinthome?
Los ataques, las intrigas contra Lacan y Miller y en general contra el discurso psicoanalítico no son nuevos, sabemos lo que hasta el día de hoy provoca el S1 de Freud –Onfray nos lo muestra- y en México hay más de un ejemplo en el que aquí no vale la pena detenerse; sin embargo la pregunta que convoca el mandato de celebrar su sepultura como califica Monribot a la biografía corregida y aumentada de la Roudinesco es ¿Cómo responder al discurso del amo? A lo que afirma enseguida: anudando al discurso histérico el discurso analítico. Oponiendo un deseo fuera de la norma, en otras palabras como escribe Miller: en oposición a la bella máxima cartesiana que dice “Intentar siempre cambiar mis deseos en vez del orden del mundo” lo que Lacan pretendía era “cambiar a su alrededor la ruta de las cosas, su ruta rutinaria, y con una obstinación, una perseverancia, una constancia, que despertaba mi admiración y que me incitaba, no a imitarlo, sino a secundarlo.” Los acontecimientos pues, relatados por Patrick, interrogan desde mi perspectiva la acción de los lacanianos frente al discurso capitalista, y a mí en lo particular sobre la pertinencia de la militancia de una izquierda lacaniana orientada por un deseo intransigente a las consideraciones de las nuevas burocracias, es decir a la moral establecida por aquellos mediatizados por sus propias conquistas fálicas.
En la contratapa de Vida de Lacan se lee “Las anécdotas lacanianas son todas verdaderas, incluso las que son falsas…”, y en esta conferencia de Encuentros de Biblioteca, Patrick Monribot no les dio concesión alguna a fin de utilizarlas como lo hiciera un paparazzi; no se trata de imitar al genio y bajarse del auto cada vez que aparece el stop de la luz roja en los semáforos, ni tampoco de incomodar a un mozo que no nos hace caso en el restaurante. Patrick nos dice de Lacan que no es un modelo para los analistas, y nos suelta la frase que éste repetía: “Haced como yo no me imiten” cuestión que se enlaza con la función del pase en la que se verifica el hueso de una cura en la que es sabido no hay lugar para las “imitaciones”.
Al final como en toda buena plática, uno se va, llevando consigo un cumulo de reflexiones; por mi parte los dejo con un párrafo que podrán encontrar en la página 39 de Vida de Lacan, y que a mi parecer indica las razones por lo cual, cualquier biografía de Lacan es una pérdida de tiempo; no así creo yo, la pregunta sobre la posibilidad de que Lacan este en vías de constituirse en un nuevo mito, aquel después del diluvio:
“La insurrección vigilante, perpetua de Lacan, hacía ver por contraste hasta qué punto a cada momento nos resignamos, hasta qué punto somos borreguiles. Uno espera su turno, hace como le dicen, no quiere ser la cabeza que sobresale, o solo cuando es para los aplausos de la masa o de los medios de comunicación. La rebelión de Lacan no era la de un simple asocial, era mucho más radical. Era, por así decir, la de un extraterrestre, un ser que, llegado de otro universo, hubiera sido realmente arrojado al mundo, según el tópico heideggeriano, y a quien le impacientaran los limites prescritos a los humanos por la estética trascendental, la de Kant, es decir las formas a priori de la sensibilidad, el espacio y el tiempo, incluso las tablas de las categorías, ese tipo de cosas, verdaderamente básicas.”
J.A.M
*amordio@gmail.com


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