domingo, 14 de abril de 2013

Teotihuacan y su cultura no están vinculados con los equinoccios


Por Jorge Armando López Arévalo


El equinoccio de primavera  es el acontecimiento  natural que seduce y envuelve a miles de seguidores del esoterismo quienes realizan rituales para cargarse de energía y buenas vibras en las inmediaciones de Teotihuacán, la Ciudad de los Dioses, sin embargo, los expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), afirman que no existe una conexión real entre las edificaciones prehispánicas de Teotihuacán y los equinoccios, mucho menos con las suposiciones espirituales.

Cargarse de energía 
es una moda de hace 20 años
Ir a cargarse de energía a Teotihuacán durante los equinoccios, resulta una moda que ha venido creciendo en los últimos 20 años, a decir del experto, el Arqueólogo Rubén Cabrera Castro, no existe una vinculación de la cultura azteca con los equinoccios  o los solsticios, ya que no se tienen registros, antecedentes o datos arqueológicos que sustenten de forma fehaciente la vinculación de los edificios prehispánicos de Teotihuacán con estos sucesos naturales y las celebraciones esotéricas, ya que, estas construcciones precolombinas  son de corte astronómico y no están ligadas al equinoccio de primavera o al solsticio de verano, refirió.
Guiados y cautivados por aspectos como su orientación y ubicación respecto a las constelaciones y conjuntando los conceptos de fertilidad y espiritualidad, “la gente viene cada año, cada  21 de marzo a celebrar ritos y a escalar las estructuras prehispánicas para recibir energía y buenas vibras, pero nosotros no tenemos, como arqueólogos, datos para decir que en efecto esto suceda”.
Relató que al igual que hoy en día, la Calzada de los Muertos y las pirámides del Sol y de la Luna, fueron  escenarios  de tumultos dado que gente de la ciudad y venida de fuera, acudía “tanto a venerar a la imagen de la deidad o deidades, como a algún gobernante, expresó el arqueólogo.

Los Mexicas suponían la creación 
del mundo en Teotihuacán
Por otro parte,  los mexicas acudían a Teotihuacán, alrededor del siglo XIV, creían que sólo en una metrópoli de esas dimensiones pudo tener efecto la creación de la era del Quinto Sol. 
“Hasta el momento no se han encontrado evidencias de esa gran hoguera de la que hace referencia la leyenda de creación del mundo, pero sí se han localizado discos solares en la Plaza de la Pirámide del Sol”, por lo que pensamos que el mito debe guardar cierta verdad, señaló el decano del INAH.
 El plano de la ciudad de Teotihuacán estaba extraordinariamente bien trazado, cualquiera de sus calles que corren en dirección norte-sur sigue con exactitud una orientación de 15 grados y medio al este del norte, mientras que las que se encuentran este-oeste están casi en ángulo recto, con cerca de 16 grados y medio al sur del Este. 
Sobre el aspecto mítico-religioso de la medición, dijo que Quetzalcóatl era considerado el dios civilizador que había otorgado, entre otros tantos conocimientos, el calendario a la humanidad, y que de pronto una estructura como la Pirámide del Sol tenga este valor simbólico era de alta jerarquía. Los teotihuacanos retomaron esto de otras culturas, pero lo expresaron en el diseño de su ciudad.

El impacto al valor arquitectónico 
es irreversible
Finalmente, en palabras del experto, esta moda venida desde la década de los 80`s,  solo ha generado la asistencia multitudinaria debido a que el público tiene información falsa sobre el fenómeno astronómico, el impacto al valor arquitectónico de las pirámides por las numerosas visitas que se generan en estos días es irreversible. El desgaste por las pisadas ya provocó serios daños al conjunto arqueológico, en las Pirámides del Sol y la Luna, principalmente.

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