Por Adrián Villagómez Meraz
Existe, ahí está como evidencia contundente, innegable del neo-esclavismo rampante de nuestro tiempo. Herida abierta, purulenta y hedionda donde se manifiestan todas las miserias que un “hombre” puede ejercer contra sus congéneres, en aras del enriquecimiento ilícito e ilegal mediante la extorsión, el acoso, la “putificación” de las relaciones humanas, la vejación, el asesinato impune, la trata de personas. La mutilación y cercenamiento de seres humanos que son impiadosamente arrojados a las vías de esta maquinaria infernal, inédita devoradora de esperanzas y creencias de que la vida puede ser mejor.
Victimización indistinta e indiferenciada, hombres, mujeres, niños, ancianos esta atrocidad deglute todo….
Transforma negativamente el entorno natural y ambiental, deja tras de sí caudas de deshechos, de basura, secuelas de la violencia ejercida dejan un aire contaminado y pestilente. El terror se enseñorea a su demoledor avance-retroceso. Sólo queda el miedo.. .
Testimonios espeluznantes, dramáticos, recogidos en entrevistas, documentales, notas periodísticas, conferencias de quienes han sido protagonistas del suceso y han sobrevivido nos dan muestras de coraje y de voluntad a toda prueba.
Todo esto yo lo vi, estuve allí, en un punto insignificante pero representativo de este largo y penoso itinerario del dolor sufrido por los migrantes en nuestro país, Tenosique, Tabasco. Donde la gente, el pueblo, queriendo encontrar en mí una caja de resonancia para dar a conocer su problemática realidad y dar voz y visibilizar y denunciar para demandar soluciones alternativas e integrales a esta situación que se agrava cada día más.
Asumo el compromiso y desde esta trinchera mi esfuerzo estará orientado a este propósito.
Convertido en un grano de arena en este sendero esperanzador que personas como el Padre Solalinde y Fray Tomás, de los epígonos, pero no nada más los únicos, de esos sacerdotes que portan con dignidad, todavía, la camiseta del cristianismo primigenio. Impulsados por las acciones que contra la adversidad y carencia de recursos, imponen el apoyo y solidaridad desinteresado de allegar a los más necesitados, a los más carentes, a lo largo de la ruta alimento y cobijo en los albergues que de forma improvisada y sin apoyos institucionales se crean.
La simple existencia de estos albergues debe propiciar la cancelación y censura de planes y programas demagógico electorales oficiales que sólo medran y se encabalgan en las necesidades irresueltas de los más marginados en el país.
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